La lumbre en la umbría
Instalación sonoro-visual de dimensiones variables de 6 x 8 x 4 metros mínimo (ancho, largo, alto).
Técnica mixta: Instalación de las fotografías en cianotipia sobre tela organdí, 100% algodón. Estructura en hilo de nylon e imanes. (Elisa Murcia Artengo)
Composición sonora y montaje (Laura Romero Valldecabres). Pieza sonora de 44 minutos.
Altavoces en forma esférica.
2023-2024-2025
Se muestra un video-teaser sobre la instalación «La lumbre en la umbría», obra sonoro-visual dispuesta en un espacio de dimensiones verticales que ofrece una experiencia sensorial en la que el público accede a un estado de comunión con la obra de Claros del Bosque.
La instalación crea un ambiente que permite amplificar nuestra percepción gracias al montaje de las fotografías flotantes de La Pièce-Crozet* y el paisaje sonoro con la voz de la propia María Zambrano, gracias al archivo de la Fundación.
Esta obra itinerante se presentó por primera vez en noviembre de 2024, con motivo del VII congreso internacional sobre Zambrano en el Palacio del Marqués de Beniel, sede de la propia Fundación María Zambrano en Vélez-Málaga. Con la colaboración de José Manuel Mouriño.
*La Pièce-Crozet: parajes en el Jura francés en la región de Auvergne-Rhône-Alpes donde María Zambrano concibió su libro Claros del Bosque.
La lumbre en la umbría se inspira de los textos de Claros del Bosque que María Zambrano escribió durante sus incursiones en los parajes de La Pièce en el Jura francés, lugares que aquí se homenajean para crear un nuevo espacio cual ínsula, un bosque evocador en el que el espectador es invitado a dejarse llevar por ese estado de entrega. La obra se concibe a modo de «hiper lugar», ya que las imágenes expuestas junto a la composición sonora aluden al sitio donde se elaboraron los textos de Claros del Bosque. No se pretende crear el propio claro zambraniano, pues como la autora bien apunta, no puede irse en su búsqueda.
La casa de La Pièce ha sido el pretexto que guió a las artistas Elisa Murcia Artengo y Laura Romero Valldecabres a adentrarse en los bosques del Jura francés. El título del proyecto alude por un lado a ese fuego, a la luz, que por muy tenue que sea, aparece incluso en las zonas más sombrías como por milagro. Igual que sucede cuando nos sumergimos en ese estado de levitación que Zambrano propone en el que todo es posible. Las fotografías en cianotipia nos recuerdan la luz azul entre la aurora y el crepúsculo, momentos efímeros y fundamentales que propician la perceptividad y el abandono del ser a la contemplación. Las fotografías suspendidas parecen presencias vaporosas, umbrales paisajísticos a los que asomarse. El espectador, al acercarse a cada imagen hecha en tela, perderá el detalle de la misma puesto que el tejido impone su trama y a la vez su transparencia, adentrándose así de manera más abstracta en cada paisaje.
La composición sonora de la pieza invita a experimentar ese «estar a la escucha», un saber que apunta hacia la receptividad pasiva. Se entremezclan las armonías y resonancias extraídas de la propia voz de María Zambrano, grabada varias veces tras la reproducción de algunos fragmentos de su archivo oral en espacios donde la reverberación nos regala diferentes notas y texturas acústicas. El viaje de su eco en cada espacio esculpe varias capas musicales que aluden a la multiplicidad temporal. La música brota por sí sola en relación al espacio donde se ubica su voz, en un intento por evocar “el ritmo del pensamiento, en sus formas vivientes y eficaces” tal y como definía María su escritura cuando decía “yo soy del oído…”. A lo largo de la composición aparecen y desaparecen algunos relatos orales de personas afines a la autora y que tuvieron un fuerte vínculo con su casa de La Pièce, como Lucila Valente o Rosa Mascarell. Voces que son guardianas de memoria, que forman la lumbre en la umbría… que flotan y permanecen en los paisajes sonoros del Jura francés.